El combustible habitual en los países nórdicos, Austria, Alemania, etc, es la madera en forma de astilla para las instalaciones grandes y pellets para las instalaciones de menor dimensión o más confinadas. Otros combustibles como el hueso de aceituna, cáscara de almendra, cáscara de piñón, etc. son de características intermedias entre astillas y pellets. Las calderas de alta tecnología desarrolladas en estos países están preparadas para todos estos combustibles.
El combustible habitual en España son virutas, serrines, cortezas en la industria de la madera, y cáscara de piña, hueso de aceituna o cáscara de almendra en las comarcas donde se generan (biomasas mediterráneas).
La comparación de los distintos combustibles biomásicos resulta difícil por sus diferentes características y mercados. Su bajo precio y la inexistencia de una red logística potente hace que los costes de transporte sean significativos y muy variables.
A continuación se incluye un cuadro comparativo de precios de energía. Se indica el precio de la tonelada, la humedad media y la capacidad calorífica para tener valores de referencia comparables. La capacidad calorífica de los biocombustibles secos es muy parecida. La diferencia radica fundamentalmente en la humedad del combustible, que es variable incluso dentro del mismo tipo de combustible.