El
gran número de tipos de biomasa existentes, permite su uso como energía
térmica, energía eléctrica, generación de biogás
o de biocombustibles.
Las
aplicaciones térmicas de la biomasa pueden ser como calefacción,
refrigeración y producción de agua caliente en el sector doméstico
(viviendas unifamiliares, comunidades de vecinos, barrios o municipios enteros,
granjas, etc), calor para procesos industriales y cogeneración de calor
y electricidad.
Otras formas de energía que se pueden obtener a partir de biomasa son
energía eléctrica, biogás (fundamentalmente a partir de
biomasa residual húmeda, como purines), y biocombustibles (combustibles
líquidos, provenientes de distintas transformaciones de la materia vegetal
o animal).