Aunque una parte importante de los biocombustibles sólidos se utilizan directamente, como por ejemplo la leña en hogares, la utilización energética moderna de los biocombustibles sólidos requiere un acondicionamiento especial para su uso como combustible.
Existe una gran variedad de biocombustibles, los tipos más empleados para sistemas de calefacción son: leña, astillas, pellets, briquetas y los residuos agroindustriales como el hueso de aceituna, cáscara de almendra, poda de vid, etc.
Los tipos de combustible más convenientes para los sistemas de calefacción de biomasa en grandes edificios son los pellets, las astillas de madera y los residuos agroindustriales como los orujillos, las pepitas de uva o las cáscaras de almendra.
Pellets: son cilindros con dimensiones generalmente entre 6 y 8 mm de diámetro y de 25 a 60 mm de longitud, obtenidos mediante el prensado de serrín. La compactación se consigue de forma natural o mediante la adición de elementos químicos que no contengan elementos contaminantes en la combustión. Es un producto muy manejable que puede servir para automatizar instalaciones de pequeño o mediano tamaño.
Ventajas:
· Elevado poder calorífico.
· Muy bajo contenido en cenizas.
· Mayores posibilidades de manejo.
Inconvenientes
· Precio algo más alto que el de otros biocombustibles.
Briquetas: son cilindros de 50 a 130 mm de diámetro y de longitud variable de 5 a 30 mm. Tienen una densidad elevada (entre 1000 y 1300 Kg/m3) y se fabrican al igual que los pellets por medio de prensas, en las que el material se calienta y es sometido a altas presiones. En ocasiones se añaden adherentes artificiales para facilitar la cohesión del material y reducir la presión de prensado.
Astillas: provienen generalmente de tratamientos selvícolas y aprovechamientos forestales (podas, clareos, claras etc.) y
de las industrias de primera y segunda transformación de la madera, son el resultado de reducir el tamaño de la madera, dando lugar a trozos pequeños de forma irregular.
Un cuidadoso tratamiento y secado facilitan una óptima capacidad de almacenamiento y una combustión libre de problemas, con una mínima generación de ceniza, y bajas emisiones. Las astillas de madera son un combustible, no sujeto a crisis y respetuoso con el medio ambiente.
Ventajas:
· Coste de producción menor que los pellets.
· Las astillas limpias de corteza y secas, son normalmente de alta calidad.
Inconvenientes
· Menos densas que pellets y el hueso de aceituna, precisan un espacio mayor para el almacenamiento.
· Al ser menos densas, el transporte encarece el producto con altos radios de distribución.
Residuos agroindustriales:
· Subproductos de las almazaras como el hueso de aceituna y el orujillo
· Huesos de melocotón o albaricoque.
· Cáscaras de frutos secos como almendra, piña, piñones, etc.
Para el uso de los residuos agroindustriales como combustibles, hay que tener en cuenta las características de cada uno de ellos. Los fabricantes e instaladores de calderas deben optimizar sus parámetros a las condiciones adecuadas para su combustión.
|
Ventajas:
· Disponibilidad y grandes producciones en España según tipos
· Coste de producción bajo.
· Elevado poder calorífico.
Inconvenientes:
· Contenido en cenizas, superior al del pellet.
· Precaución con la calidad, evitar biomasas con residuos indeseados.
|
 |
